Hoy visitaremos este restaurante situado en la falda del monte Ulía, en un caserío reformado que ofrece terraza arbolada y comedores interiores. Arma certera para eventos familiares y lugar en general infalible para aquellas personas que van con su radar anti-tonterías, estos son sus puntos fuertes: Lugar elegante, de los que elevan el espíritu. Esto ocurre por la fina decoración de los comedores y mesas, impecables. Trato recibido exquisito, con un equipo profesional que aparenta llevar muchos años a bordo del negocio. Carta con una oferta de clásicos de la cocina vasca. Para qué meterse a hacer moderneces si lo suyo es lo tradicional. Carta de vinos muy extensa y…